26 del II del
año 1
Querido Jean:
No te
preocupes por mí, estaré bien. He pedido que a partir de ahora nuestras cartas
sean urgentes para que nos lleguen muy rápido. Tampoco me importa cómo escribas
y no quiero que te sientas mal porque yo escribo así. Lo hago desde pequeña pero
creo que puedo escribirte como si te hablara. Aún no me puedo creer que seas
tan joven y me cuesta no tratarte de “usted”. Tengo tantas cosas que decirte…
Me pareces un chico muy maduro para tu edad, como suelen decirme a veces, como
me ha dicho el psiquiatra del grupo de apoyo. Me ha dicho que mi comportamiento
puede deberse a que veo mi propia vida “desde fuera”, que huyo del dolor. Puede
que tenga razón pero es que siempre he pensado así, mirando las cosas como si
no fueran conmigo. Creo que eso me ha hecho bien en realidad, porque si fuera
como las otras chicas estaría sola y deprimida y seguramente te habría
denunciado tal y como esperabas.
No te
preocupes por mí, en serio. Fue un simple atracador. Iba de vuelta al refugio
donde vivía después de haber estado en el hospital por algunos vómitos, es
decir, acababa de saber que estaba embarazada. Quiso robarme el bolso y me
reconoció como “la hija del cabrón” así que me apuñaló mientras me defendía y
le suplicaba por el bebé. Perdí mucha sangre pero ambos estamos bien. Yo fui la
que pidió quedarme aquí para sentirme más segura. Tengo mucho miedo de salir a
la calle y si miro por la ventana veo gente que me odia por ser hija de tal,
que me llama puta y dice por la tele que mi hijo era de mi padre. Así que ya no
veo la tele y no miro por la ventana. Lo único que hago cuando no te escribo es
leer tus cartas e imaginar un mundo en el que pueda pasear por el parque
sintiéndome a salvo.
Tengo mucho
miedo, Jean. Por mí y por el bebé. Lo siento, te he mentido. No estoy bien.
He tenido que dejar de escribir un ratito porque me
ha entrado la llorera (el médico dice que es por las hormonas). Ah, sí. Te
adjunto una foto mía, ¿vale? Así verás que ya se me nota la barriga. En
realidad no debería notarse pero el médico dice que es porque soy muy pequeña y
delgada. No me mires mucho a mí, ¿me lo prometes? Estoy tan ansiosa… cada vez
como más y más y me paso horas mirando el bultito de mi barriga y pensando en
qué será. ¿Crees que me oirá si le hablo? ¿Crees que sabrá lo contenta que
estoy de tenerl@?
Gracias por
ser tan sincero conmigo, Jean y perdona que el principio de esta carta no sea
tan feliz como quería que fuera.
¿Qué más
puedo contarte? A ver… Que los médicos de este hospital son muy buenos y
confiables. El doctor Paul me hace compañía a veces y fue el que me ayudó a
encontrarte. Me dijo que me ayudó para saber cómo era el padre del bebé y así
poder “predecir” cómo sería el embarazo. Yo misma te describí un poco porque
eres altísimo y fuerte y… bueno, guapo. Le dije como una tonta lo mucho que me
gustaría que nuestro bebé tuviera tus mismos ojos. Cuando los recuerdo me viene
a la mente el dulce de leche (y me entran muchas ganas de comerlo). Bueno a lo
que iba, que el doctor me ha dicho que
lo más seguro es que cuando el bebé crezca lo suficiente no podré moverme mucho
y que hará que nazca por cesárea para que ninguno de los dos tenga problemas.
Así que dentro de unas veinticuatro semanas tendré una cicatriz finita finita
en la barriga.
A mí
también me gustaría que salieras antes de la cárcel (¿hay otra forma de decirlo
para que no suene tan feo?) para poder pasar esto juntos. Aunque te siento a mi
lado cada día gracias a tus cartas, la verdad.
Por cierto,
¡no puedo creerme que fueras virgen como yo! No me lo creo. Seguramente no lo
recuerdas pero en el instituto las chicas hablaban mucho de ti y de que
tendrías siempre un montón de chicas “dispuestas”. Lo siento, seguramente no
recuerdas eso. Tú estabas en último año y yo sólo en tercero de secundaria.
Casi parece que fue hace años… ¿Tú harías algo diferente si pudiéramos volver
atrás? Yo seguramente te habría dicho que me gustabas antes de que te graduaras
y “acabara” la dictadura. Esto es tan vergonzoso… Me siento como si te obligara
a darme una respuesta. El corazón me late muy fuerte y no puedo esperar a que
leas esto, y a la vez no quiero que lo leas y me horroriza pensar que estas
palabras se quedarán aquí hasta que la carta se destruya.
Una chica con una vida complicada y confusa,
Calista
28 del II del
año 1
Me he cansado del saludo pero hola.
Cuando he
leído que te gustaba lo primero que he pensado es que si me lo hubieras dicho
las cosas podrían haber sido diferentes. Seguramente no te habría dado la
respuesta apropiada porque eres menor pero te habría dicho que, cuando te
graduaras, podríamos ser algo más que conocidos o amigos. Soy muy torpe para
estas cosas y me doy cuenta de que aún no puedo considerarme un hombre.
Mientras te
escribo estoy mirando tu fotografía. No te recordaba tan feliz. La última vez
que te vi estabas llorando y gritando pero
ahora estás muy guapa. Me gusta poder recordarte así ahora. ¡Sí que se
te nota! Siempre has sido una chica muy delgada y menudita y temo por ti al
pensar en tu barriga dentro de unos meses si ahora ya se te ve así. ¿De verdad
estarás bien?
Me pregunto
cómo lo has hecho para que las cartas lleguen tan rápido. ¿Crees que podrías
explicármelo? Lo cierto es que yo no puedo contarte muchas cosas sobre mí ahora
y si comparo mis cartas con las tuyas me siento mal porque parece que no quiera
hablarte. Por cierto, no me importa que llames a la cárcel por lo que es.
Merezco estar aquí y lo tengo más que asumido.
Me gustaría
poder hacer algo para que no tengas miedo, poder protegeros. Poco a poco la
gente se cansará de hablar mal de ti y, aunque no lleguen a saber lo buena
persona que eres, puedes estar segura de que no te recordarán y se olvidarán de
todo. La gente es así.
¿Sabes,
Calista? Creo que me ves como si fuera bueno y amable. Pero no soy así y no
quiero mentirte. Seguramente no leeré tu próxima carta hasta dentro de mucho
tiempo porque voy a hacer algo que, aunque a ti no te guste, me hará sentir
mejor. Para no tenerte preocupada voy a decirte que el mundo es un pañuelo y
que han metido en esta misma cárcel al tipo que te atracó. El muy gilipollas se
jacta de ello para hacer “amigos” y tener cubiertas las espaldas. El pobre no
sabe quién soy yo ni lo que le voy a hacer.
Siento lo
que esta carta te pueda hacer sentir pero voy a hacer esto porque eres muy
importante para mí, y porque soy una mala persona.
Un pobre chico que no sabe hacer lo correcto,
Jean
No comments:
Post a Comment